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Emma B. El diario de una chica de provincias

Los ingleses llevan camiseta de manga corta bajo la camisa de popelín blanco, cenan en el patio del "Delicatessen" en una noche de abanico y helados, y la rubia de negro impecable y piercing en el labio soba la pierna del lindo inglesito con los pies de rojo.
La petunia blanca se chamuscó a la sombra entre manos ajenas.
Mañanas fresquitas bajo lomas de “trigos requemados, y el suspirar de fuego de los maduros campos.”
La nevera vacía, entre silencios nocturnos, estertores quejosos de judías tiernas y muslos de pollo de corral recién adobados. Una frase mata el hambre de tanto darle vueltas, ni con otra vuelta de tuerca logra el efecto deseado. Los aniversarios confunden: no ponen los nombres en su sitio. “¡Ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar no lloro, y a veces, lloro sin querer”.
Los patos con vértigo miran incrédulos el canal de la Hacienda Zorita. Una nube de plumas deja un reguero de patos blancos arrollados en la autovía de Castilla. Sagitario888: la espía que surgió del frío. “Alguien que pide un papel de fumar... Alguien que baila sin brújula al fondo del local”. Una semana trabajando.

3 comentarios

emmab -

bueno, quizás tengas más fibras sensibles de las que pensabas, tan sólo hay que despertarlas

pedro -

....creo que es desasosiego.

pedro -

me estremecen tus relatos, deben de afectar a mi sensibilidad, y yo de fibras sensibles pocas. me encuentro raro, estraño, cuando los leo.