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Emma B. El diario de una chica de provincias

del ardor al eclipse en 7 días

del ardor al eclipse en 7 días

 

 Los calores del fin de semana pasado no presagiaban nada bueno. La cabeza se le caliente de repente a los mercados y nos zarandean sin piedad: Bankia tirada por los suelos —y no precisamente de risa—,  Misombra sin dormir pensando que los ahorrillos al recaudo de Bankia se habían volatilizado, la prima de riesgo rozando el Everest,  la bolsa cantando aquello de “Arrástrate”, Gibraltar animando  las noches de los pesqueros de Cádiz,  y los telediarios, unos cenizos nos desvelan  el nuevo mal del orbe occidental —por si no tuviéramos bastante—:  el síndrome post-orgásmico que se resume en: echas un polvo o te la cascas y te pones a morir, y no se cura con aspirinas; tan solo los rusos se han apiadado de nosotros y nos han mostrado la tierra con sus mares azulones, su tierra parduzca, las borrascas blancas como la nieve, y un verde alga continental que me recuerda a la pampa más que al renegrío Sagel,  gracias a una fotografía que desmonta la fábula del planeta azul.  Con este panorama la niña comenzó a cantar el “Mira como tiemblo”  el martes, y  el viernes por la noche padecía doble tembleque de horror  y  frío.  Siempre le queda el consuelo de que charrilandia se va convertir en el capital del ciclismo, si no fuera por esto continuaría tiritando pensando que hoy no podrá ver pero ocurrirá el último eclipse solar profetizado hace siglos por astrónomos Mayas, y adelanto del fin de los tiempos para los agoreros milenaristas. Siempre nos quedará París, o el ciclismo.

2 comentarios

emma -

¡jesús!, cómo pasa el tiempo, años..., de todos modos, la niña, no ha comprado nada que no debiera -no puedo permitírmelo...

féliz semana, querido, que seguro vendrá cargadita como los Reyes Magos
Misombra le agradece sus palabras de consuelo pero ya había quemado los "cuartos" cuando don Rodrigo llegó para marcharse.

Toisaras -

Querida, hace ya algunos años hablamos sobre el comprar y deber lo que la gente se compra. No se hicieron las cosas como debieran y ahora parece que lo que está pasando no nos lo merecemos; pero sí, y mucho.
Dígale a Misombra que ella no tema nada, sus ahorros están a salvo.
La plaza mayor como siempre, convertida en el frontón de un pueblo en día de fiesta, cada vez mas ordinario todo con las cutre-bodas, la maléfica costumbre de las despedidas de soltero y las comuniones de gran gala.
De glamour me quedan Ud. y la jequesa de Quatar.