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Emma B. El diario de una chica de provincias

cenizo

Mi becario, el cenizo, ha desaparecido. ¿Otro más a la lista? Después de todo ese tiempo de explicaciones, paciencia –que no tengo- y buenos modales de “profe simpa”, nada el muy desagradecido ni un detalle, ni una socorrida cajita de bombones.

Eso sí, una vez más he confirmado mis intuiciones y principios femeninos:

1.- No fiarse de los tipos que no miran a los ojos cuando hablan: Uhmn...¡Ojo al perro!

2.- Los tipos con aire de arrastrar una cruz y no poder con ella, en el recodo más inesperado, tiran el madero y desenvainan la espada.

2 comentarios

emma -

Eso que me cuentas es un matiz, y tú lo sabes; muchas veces necesitamos alejarnos para vernos mejor.
Sí, ahí me has pillado, aunque en estos blogs -en unos más que de otros- una pizquita de nuestra mirada asoma. Y también tiene el vértigo de lo desconocido y lo sin futuro, sólo el aquí y ahora.

miguel -

sabes emma, con respecto a mirar a los ojos, está claro que hasta que no te miran no sientes personalizadas las palabras del otro, hasta ahí de acuerdo, pero sabes, este fin de semana he aprendido algo. he aprendido que cuando uno inaugura un pensamiento en la boca, cuando uno lo excava del cerebro hasta los labios, no sé qué pasa que hay que mirar allí, a la lejanía, como si la mirada del que te escucha robara esa concentración necesaria.
este fin de semana he descubierto que ocurre a menudo, y que me ocurre también a mí, por tanto no sólo he aprendido a observarlo sino a disculparlo.

En realidad esto es sólo un matiz, pero qué me dices de escribirnos aquí sin saber cómo es nuestra mirada? parece que lo asumimos sin demasiadas molestias. qué raro verdad?