SA confidential
Hay días que esto parece Los Ángeles y que en cualquier tugurio de esquina podríamos tener por compañero de barra al mismísimo Philip Marlowe que taciturno ojea el Salamanca Chronicle, entre sorbo y sorbo de whisky, mientras repasa mentalmente los detalles del cadáver de Dolores S.M., la mujer que a las 4,30 de la madrugada fue encontrada muerta en la acera de la calle Valencia, frente a su domicilio, con los brazos rotos, dos puñaladas en el cuello y otra en el muslo.
Marlowe cierra el periódico, enciende un cigarro, pide otro whisky con soda a la rubia de labios cereza.Un poco flojo para seguir leyendo el Chronicle, muñeca. Veremos que se puede hacer… Abre de nuevo el periódico mientras sonríe por enésima vez a la rubia camarera.
El tipo caucásico –tal vez ruso- era fuerte, no presentaba signos de violencia: de cúbito supino, sin cortes, ni magulladuras, al lado de las vías del tren, en las afueras de Buenos Aires, tal vez simple mala suerte, o tal vez..., ese barrio..., nunca se sabe. Revuelve el whisky con el dedo anular, despacio como recién levantado, se vuelve hacia la puerta reclamado por un olor dulzarrón y femenino de la morena que acaba de entrar y camina de perfil hacia el fondo de la barra. Vuelve la hoja del periódico al mismo tiempo que su mirada cruza veloz toda la barra para clavarse en el escote de la morena. Mala suerte, otra buena chica gastando taburete a solas. Claro, que para mala suerte la del viejo: acabar sus días ahogado en un río apestoso, al lado del desagüe del colector del Zurguén.
Marlowe apura el vaso de un trago, echa una última visual a la morena y saluda ceñudo a los de la bofia que juegan al mus en la mesa de la entrada. Ella sonríe perezosamente con ganas pero sin salero, es lo que tienen las buenas chicas no saben sonreír a desconocidos. Quizás a ustedes no les importen tres fiambres en un mismo día, pero son demasiados para ciudad con dos catedrales. No hay nada que no pueda arreglar un buen whisky con soda.
"No es gracioso que le asesinen por tan poca cosa, y que su muerte sea la moneda de lo que llamamos civilización." Raymond Chandler, El simple arte de matar
2 comentarios
emma -
-Es una buena chica. A cualquier tipo le conviene una buena chica.
Nadie contestó.
-Pero a mí no.
Nadie, nadie contestó.
Toisaras -
El olor dulzarrón y femenino es de algún mujerón que se puso en el canalillo y tras las orejas unas gotas de "Opium" ,con semejante pócima, se vuelve Marlowe a mirar y oler, ya la conocía, por eso siguió leyendo.