tormenta
Esta tarde el cielo se ha vuelto gris, cuánto más gris, más abrasador. Me he sentado en el balcón a esperar, con el estómago encogido y la cabeza saturada de latidos quisquillosos. Un estornino de alas dulces se estrella contra el cristal de la ventana de enfrente; el primer trueno de la tormenta oculta el gemido del golpe; desnucado, se estampa sobre la acera. Los relámpagos tersan mi estómago, el olor a tierra mojada apaga el hervor neuronal. La lluvia lava los dedos de mis manos. El día se descuelga por el canalón de la fachada.
3 comentarios
Toisaras -
Nos separan unos gramos de grasa y coleresterol !que ironía! Es tanto lo que me hace Ud, sufrir, que he tomado una resolución.
Voy a profesar de Cartujo, asi pues, de ahora en adelante, me llamaré Fray Papilla (en el siglo Toisaras)
Sepa que bajo este hábito, palpita herido de amor mi corazón, que un día conoció la esperanza, hoy rota por un "culín"
PAX TIBI
emma -
Por cierto lo q me pone del Mariquelo es el sombrero de charri, una monada...
Toisaras -
Que si panceta desgrasada, que si un ruedo ibérico, que si secreto idem, garbanzos con callos, que si media de La Ina, que si otra media, venga ya pon una entera, total...
El estornino venía de casetas con un ciego del 27, por que para no ver la ventana.
En fin hija, que se le va ha hacer.
A mí el que tersa el estomago es el Mariquelo, me da una pereza ese tío.