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Emma B. El diario de una chica de provincias

la huida

"Cuando me tumbaba en el cama y trataba de pensar en ella, mi cabeza se quedaba en blanco. No podía verla. Y entonces sacaba sus fotografías y las miraba. Nada, no había nada que hacer. Era como si no la viera. ¿Puedes imaginarlo? (...)

—Pero un pedazo de cristal inesperado en la acera, o una canción de moneda en un gramófono automático, una sombra en una pared por la noche, y recordaba. A veces eso ocurría por la calle y yo me echaba a llorar y me golpeaba la cabeza contra un farol. ¿Me comprendes?

—Un trozo de cristal... —dijo el chico.

—Cualquier cosa. Daba vueltas por ahí y no tenía poder sobre cómo y cuándo recordarla. Uno cree que se puede poner encima una especie de blindaje. Pero el recuerdo no viene al hombre así, de frente, viene por las esquinas, dando rodeos. Estaba a merced de todo lo que oía o veía. De repente, en vez de ser yo el que atravesara el país para encontrarla, empezó a perseguirme en mi propia alma. Ella persiguiéndome a mí, ¡fíjate! Y en mi alma."


Un árbol, una roca, una nube. Carson McCullers.

2 comentarios

emma -

... y el olvido ¿qué me dice? no hace más que jugar malas pasadas.
¡qué frío, por dios! estoy tiritando sólo de ver este especial jardines y terrazas que me acaba de regalar mister LEroy Merlin.

Toisaras -

Jamía, pobre chico...! está fatal!
El amor es lo que tiene...