Blogia
Emma B. El diario de una chica de provincias

érase una vez

érase una vez


Hay días en que uno se levanta y al cabo de 16 horas vuelve a acostarse, con la sensación de que acaba de despertarse, de que nada ha pasado en ese tiempo circular. Sin embargo, ha conducido decenas de kilómetros, el teléfono no ha dejado de sonar, ha comido y cenado, luchado contra las ganas de fumar, escuchado la radio: Solbes recomienda una siesta de 10 minutos, Yves Saint Laurent ha muerto en París. Y otro día, como una sorpresa de cumpleaños, la tarde se vuelve tibia –un buen presagio- y en el escenario de un pequeño teatro cinco bailarines de Accrorap cuentan pequeñas historias que recuerdan los juegos y travesuras infantiles.

“Quand j’étais enfant, je passais mon temps à observer les papillons et rêvais de pouvoir faire un jour comme eux. Je passais mon temps à les attraper un à un, et récoltais sur mes doigts cette poussière que leurs ailes dégageaient. Je me fabriquais des ailes en carton avec trois bout de ficelle et déposais cette poudre magique qui pour moi était la clef qui m’aiderait à m’envoler.... Mais ce fut jamais le cas.”

Ágiles y diestros, elegantes bailan piezas cortas, intensas, depuradas y con su dosis de sorpresa. Pequeños relatos en los que mezclan músicas muy diferentes desde clásica o de acordeón, hasta un corrido o Tom Waits, y danza contemporánea con rap y hip-hop. Con su escenografía minimalista, su máquina del tiempo, y sus bailes embaucadores nos transmiten alegría de vivir. Y uno llega a cama cansado y satisfecho.

4 comentarios

emma -

sí las han dejado de lado. a ver si algún Van Gogh le saca partido a todas esas líneas rojas

Toisaras -

Hija pues bien mono que estaba yo con mi unforme del 101 de Caballería, sin pequitas, pero mono.
De perros sólo tuve dos cuando no había que llevar bolsita. Desde que las deposiciones caninas se convirtieron en pecado social, no he vuelto a tener canes.
Se llamaban, güisqui y soda, eran podencos portugueses y me los regaló mi amigo Otón Paes, escultor de Fornos de Algodres (R.I.P)
Fuí a cenar a Madrigal de las Altas Torres, y por el camino ví que las amapolas crecen en las lindes de los sembrados.
Son las linieres del trigo, las okupas de las cunetas.
Pobrecitas, el trigo ve todo desde el centro del campo y ellas humildes se conforman con mirar desde la banda.


emma -

el cabo Rusty, por dios! qué poco poético, sólo le falta confesarme que tiene en casa a rin-tin-tin.
me preocupa, creo su alzheimer va in crescendo, ya no recuerda la famosa plaga de mariposas africanas hace dos años. piense, piense... Una mañana me desperté y tenía la casa llena. A las amapolas las van domésticando, con tanto herbicida las han arrinconado a las cunetas, a las lindes de las fincas... Los trigos amarilleando tendidos al sol -fresco, más bien- y macizos rojos, rojos a los bordes de las carreteras. un día de estos le traigo una foto.
Buena semanita.

Toisaras -

Otra de Evaristo "El Filipino": Cada uno se pega la "puñalá" del hondo que le apetece.
Lo de las alas de mariposa yo lo hacía cuando chico, les quitaba el polvo para ver si aún así podían seguir volando.
Lo de ponerme alas y eso, ya como que no.Prefería el uniforme del cabo Rusty.
Por cierto,ya casi no se ven mariposas, ni amapolas, ni margaritas.
Feliz finde.