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Emma B. El diario de una chica de provincias

tras los pasos


—Rubia, ¿ese tipo de la mesa, el que lee el periódico no te suena de nada? No te quita el ojo —Susurró Misombra semanas atrás. No lo conocía de nada pero el aviso y su buena planta me sirvieron para echarle un par tejos, una tarde de café sosa e invernal.

—¿Has visto ese Ford Mondeo plateado? Lleva bastante rato detrás de nosotras. —Apuntó nerviosa una tarde que volvíamos de Peñaranda.

—Ese coche blanco lleva más de una semana aparcado en el mismo sitio, ahí enfrente ¿lo ves? —me informó a los pocos días. Será de algún vecino, pensé.

—Este fin de semana, que me has dejado tirada como de costumbre, te han llamado no se cuantas veces pero no han dejado mensaje. Esto no es normal. —Me contó con aire de reproche Misombra.

—Hoy han llamado varias veces al timbre. Primero en el telefonillo y luego en casa. Y yo aquí sola guardándote las espaldas. Niña, esto ya pasa de la raya, demasiadas coincidencias —Se apresuró a anunciarme nada más llegar del trabajo. Empiezo a preocuparme.

Han abierto mi buzón, dentro no queda nada ni un papelillo del Pizza Hut. Se lo cuento a Misombra que corre alterada pasillo arriba, pasillo abajo, gimoteando:

—Te lo dije, te lo dije. ¡Nos vigilan! ¿En qué andas metida? Nunca me haces caso y así te va.

Tengo una pesadilla espantosa. Camino por la Avda de Portugal, otra vez en obras, no hay más que zanjas, barro, tuberías tiradas y vallas por todas partes. El hombre del bar me sigue los pasos. Siento su aliento en la nuca, y sus manos rebuscando entre los papeles de mi cartera. De repente me empuja a la zanja. Una tubería rugosa y caliente se enrosca en mi garganta. Me despierto con un sofocón terrible con las manos en la garganta y la frase de la semana todavía repitiéndose en mi cabeza: "Quién vigila al vigilante".

7 comentarios

emma -

aquí de gorro y bufanda. abríguese bien y no olvide la Smith & Wesson.

Toisaras -

Jamía, le ha faltado decir.
- Acompañado de una copa de Carmelo Rodero.
Sastamente,como el majara del silencio de los corderos.
Ya salgo para allá. Dígame que tiempo hace en Salamanca. Aquí en Corleone, está de rebequita...

emma -

Para mister Hyde: ¡qué fino!, querido monstruo. Una verdadera delicatessen espuma de entrañas de rubia sobre lecho de plata sterling y crujiente de corazón de monstruo. ¡delicioso!


Toisa, querido, creo que el papel de miss Marple le va más a Esperanza Aguirre con su rubio sesentón. Aquí la niña se queda con el de rubia espía glamurosa a lo Valerie Plame (una matahari yanquee estilo "Dinastía").

(Esa afamada librería está en muchas listas negras, se lo digo de buena tinta)

Hyde -

En mis sueños destripo sus cándidas entrañas con cuchara de plata.

Toisaras -

O nos estamos haciendo mayores, o yo la empiezo a ver a Ud. como una charri Margaret Rutherford y yo un Padre Brown ( Sir Alec Guines)
Como dice la gente que pagará mi jubilación (si llego...) ¿estaremos "emparanoiaos"?
También me gustan: empanar y petar.
Tengo apuntados en mi libreta negra, a TODOS los empleados de una afamada librería del centro de Salamanca, por hábiles y diligentes.
Me voy a hacer una tostada con aceite y un café.
Beso sus pies (incluido el fino tobillo)

emma -

le haré caso, querido, pero con este ambiente a lo john le carré en plena guerra fría -a pesar de la tregua del finde- ya no sabe una ni que contar por teléfono; no sé valdrán para estas charripesadillas.
más que un yogur corriente y moliente me tiraré al activia por esto del tránsito.

Toisaras -

! Gensanta ! lo suyo es un sinvivir.
Cene frugalmente, que luego pasa lo que pasa.
Ya sabe, yogur y "piezafruta"