Blogia
Emma B. El diario de una chica de provincias

turkish bar

Aquel pequeño bar de esquina, cutre, oscuro y ruinoso, refugio de alcohólicos padres de familia se ha cargado de olores.

Primero aparecieron las ventanas, luego las teteras, los posters del Egipto turístico y el moreno que siempre mira cuando paso. Luego llegaron las especias, los olores de la Kasbah de Casablanca o Argel, o el barrio turco de Berlín. Aromas desconocidos, dulces y un algo pastosos. Su fragancia me encontró desprevenida aquella tarde febreril de inusitada primavera.

Aquellos efluvios envolvieron mis sentidos, y no pude por más que volver mi cabeza con sorpresa.
- ¿Qué huele?
- Ah, el nuevo bar, comprendí tras rastrear su huella en el aire.

Ahora, cada vez que me acerco a la esquina estiro mi naricita esperando mi ración diaria de los nuevos perfumes lejanos, melancólicos y empalagosos.
El exotismo de Oriente ha llegado a provincias.

1 comentario

miguel -

es lo bueno de la aldea global: todo el exotismo de fuera lo tenemos ya en casa. la pena es que cuando uno viaja, ve como los de allí han adoptado lo peor de nuestra forma de vida.