atrapadores de sueños
Si me dijeran: te quedan veinte años de vida, ¿qué te gustaría hacer durante las últimas veinticuatro horas de cada uno de los días que vas a vivir?, yo respondería: dadme dos horas de vida activa y veinte horas de sueños, con la condición de que luego pueda recordarlos; porque el sueño sólo existe por el recuerdo que lo acaricia.
Adoro los sueños, aunque mis sueños sean pesadillas y eso son las más de las veces. Están sembrados de obstáculos que conozco y reconozco. Pero me es igual.
Esta locura por los sueños, por el placer de soñar, que nunca he tratado de explicar, es una de las inclinaciones profundas que me han acercado al surrealismo. Un chien andalou nació de la convergencia de uno de mis sueños con un sueño de Dalí.
Luis Buñuel: Mi último suspiro.
El mar no deja de batir, una nube ha barrido el sol y, al fondo, la montaña de veroles amenaza lluvia. La playa.
Adoro los sueños, aunque mis sueños sean pesadillas y eso son las más de las veces. Están sembrados de obstáculos que conozco y reconozco. Pero me es igual.
Esta locura por los sueños, por el placer de soñar, que nunca he tratado de explicar, es una de las inclinaciones profundas que me han acercado al surrealismo. Un chien andalou nació de la convergencia de uno de mis sueños con un sueño de Dalí.
Luis Buñuel: Mi último suspiro.
El mar no deja de batir, una nube ha barrido el sol y, al fondo, la montaña de veroles amenaza lluvia. La playa.
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