Tropiezo con los dientes de las escaleras mecánicas y vuelo en estampida hacia el rincón del gourmet y casi me estampo con dos jamones Joselito y un cortajamones me extirpa de cuajo el michelín. Varios días de tiendas, y tengo la cantinela de villancicos de cuerpo presente en mis últimos sueños. Ofertas y ventas especiales de Navidad. Nuestros bazares están repletos de wis, juegos imposibles, artilugios electrónicos, alimentos varios para comilonas hasta atragantarse dentro de la cueva, al calorcito de la hoguera. Paseo bajo luminosas alfombras voladoras y recuerdo al viejo Sócrates paseando por el mercado de Atenas que al contemplar los bazares repletos decía: ¡Qué rico soy, cuántas cosas hay que yo no preciso!
2 comentarios
emma -
Zeltia -
yo sólo fui un dia de tiendas, compré todo lo que tenía que regalar (que ya jode "tener" que regalar, algo que debería ser por un movimiento de ánimo)y huí del peligro!
(caigo yo facilmente en las tentaciones)